viernes, 8 de mayo de 2009

INTENDENCIA DE JOSÉ JOAQUIN DE LA CAVAREDA (1832 - 1835)

Nombrado Intendente en diciembre de 1832, permanecerá en el cargo hasta febrero de 1835.
El 1 de diciembre de 1832 Manuel Carvallo, en cumplimiento de la Ley de Calificaciones, incluye al gobierno el registro de los ciudadanos calificados, en total 76.
En diciembre de 1833 la Junta de Beneficencia enfrenta una epidemia, mientras, entre otras medidas de higiene, la municipalidad prohíbe matar reses en la vía publica, encargando a un regidor examinar los víveres de la Recova y demás puestos, mientras otro debe vigilar el aseo y barrido de las calles, por turnos.
En 1834 el Intendente de Valdivia, José de Cavareda indicaba que en la provincia no se aplica ningún tipo de legislación indígena y comenta que “… si se pusiese en practica la Ley del 10 de junio de 1823 se haría un gran servicio al Estado y a los particulares si se les hiciese observar las reglas que provienen de las leyes para la división y enajenación de los terrenos.”
Por otro lado insinuaba al Gobierno la idea de suprimir los vales que circulaban como medio de pago, por lo fácil que era falsificarlos, “pues, como decía el mencionado funcionario, por la forma de los billetes hechos según el estado de las artes de Valdivia, es muy fácil ejecutarlo, como ya se ha intentado” (Memoria del 2 de agosto), y como en realidad sucedió en septiembre de 1840, en que se descubrió una falsificación de vales provinciales. En consecuencia, los negocios se realizaban, generalmente, cambiando “efectos por efectos”.
El intendente restablecería el cargo de Comisario de Naciones para solucionar con ello pleitos por usurpación de tierras, ganado y producción agrícola del que eran objeto los huilliches. Ademas lo hacia ver al gobierno de la siguiente manera:

“Diversas veces he hecho presente al gobierno la necesidad del nombramiento de un juez de letras motivándola en el abuso que se observa por estar entregada a los alcaldes o regidores que hacen de jueces de primera instancia en los respectivos departamentos y habiendo palpado por mí mismo estos abusos en el interior, me creo de nuevo en la obligación de reclamarlo. Lo primero que se me presentó fue una inmensa cantidad de indios que reclamaban justicia contra los españoles y contra los mismos de su raza. Por mala inteligencia quizá del reglamento de justicia se hallaban los naturales sometidos a las autoridades locales de cada departamento, y viendo que eran el juguete de ellas, que jamás se procedía con arreglo a las leyes ni aún al sentido común, y que litis eran solamente dirigidos a apoderarse de sus terrenos y conociendo por otra parte que faltaba una declaración expresa de autoridad competente para que estuviesen sometidos a las autoridades territoriales, hice cesar provisoriamente su jurisdicción sobre ellos hasta sus pleitos, y que volviesen mientras tanto a la costumbre en que habían permanecido desde el principio de su alianza con los españoles: de ser juzgados por los gobernadores con sus Capitanes de Amigos y el Comisario de Indios, que es como un ministro de fue entre ellos, y me parece lo más conforme cuando se trata de legalizar los contratos entre hombres que ignoran las leyes y desconocen hasta el arte de escribir. Para evitar el desorden producido por una multitud de hombres que validos de la ignorancia de los indios se les presentan como defensores, suscitándoles derechos y pretensiones, con el objeto de arrancarles sus ganados, granos y terrenos para lo que hacen escritos y peticiones llenos de inepcias, sarcasmos e insultos contra las autoridades, ocultando sus nombres bajo el del solicitante que no entiende una palabra de lo que pide ni dice...”
(Fuente: Carta de 2 de Agosto de 1834 de José de la Cavareda, Intendente de Valdivia, al Gobierno de Chile.)

Es en esta época que los Jueces y Alcaldes comenzarían a fomentar y avalar las usurpaciones de tierras sin la presencia del Comisario de Naciones local.
A partir de octubre de 1834 el científico francés Claudio Gay visitaría Valdivia y recorrería los alrededores de la ciudad además de viajar por Osorno y Chiloé. Allí recabaría datos y dibujos para una relación. A su llegada el cabildo pondría a su disposición a los señores Ventura de la Fuente, Cosme Pérez de Arce, Manuel Carvallo, Ignacio Agüero, Saturnino Carrasco y Juan Saturnino Carrasco.
En noviembre de 1834, el Gobierno dispuso que el Bergantín Goleta de Guerra "Aquiles" se alistara para hacerse a la vela hacia Valdivia, con el fin de llevar personal para la guarnición militar y el encargo de construir un bote para el servicio de ese puerto, en respuesta a lo solicitado por el Intendente de la región, el Teniente Coronel de Ejército don José Joaquín de la Cavareda.
Una vez cumplida la comisión, el Comandante del Bergantín, Capitán de Fragata Roberto Simpson procedió a hacer un reconocimiento al sector de la desembocadura del Río Bueno, trabajo que realizó durante el mes de diciembre del mismo año y que sería el primer trabajo hidrográfico realizado por la Marina.

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